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jueves, 5 de noviembre de 2009

Siento satisfacción.





Siento fatisfacción,
cuando entiendo lo que escribo,
cuando se que me has leido,
cuando un te quiero se ha escapado de algunos labios,
cuando unas manos, aunque sean las mias,
han encontrado a su propietario,
han encontrado su maternidad.


Siento fatisfacción,
por los niños que nos miran, y sonrien,
por los niños que nos miran, y hablan con su mirada,
por los niños que nos miran, y esperan nuestras preguntas.
Siento fatisfacción,
por el sexo, pero por el sexo con amor,
con caricias y besos,
con velas y música,
con cariño y con afecto,
sin prisas y con mucha pasión.


Siento fatisfacción,
cada vez que conozco a un nuevo ser humano,
porque me abre sus puertas con su luz,
porque me abre los ojos con sus sonrisas,
porque me abre el corazón con su mirada,
porque me abre el alma con su conversación.


Siento fatisfacción,
con los paisajes hechos con retales de Paraisos,
con los Edenes que hay en cada uno de nosotros,
con las naturalezas tropicales
con los polos nortes glaciados.


Siento fatisfacción,
por las horas que disfruto,
por las frases que creo, en momentos de trance,
por las frases que luego leo, y descubro su mensaje.
Siento fatisfacción,
por todo lo que ame y amo,
por todo lo que he conocido y no me ha matado,
por todo lo que he vivido, porque todo ello
me ha ayudado.


Francisco Peiró

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