Siembran mis manos,
cosechas de caricias,
a través de una sincera sonrisa,
a través de una sencilla mirada.
El mundo cada vez se deprime más,
la gente no entiende, no atiende,
no escucha, no habla,
se encierra en si,
se encierra de los demás.
la gente no entiende, no atiende,
no escucha, no habla,
se encierra en si,
se encierra de los demás.
De sus cinco sentidos solo utilizan dos,
de sus dos manos solo utilizan tres dedos,
de su mirada solo se vislumbra oscuridad,
temor en parcelas,
dolor a terrones,
lagrimas a borbotones,
suspiros a medio hacer,
frases cortas, como que más da.
El mundo se eterniza,
las horas pasan difíciles,
pero los años son muy fáciles de perder,
aunque cuestan mucho de olvidar.
las horas pasan difíciles,
pero los años son muy fáciles de perder,
aunque cuestan mucho de olvidar.
Las vírgenes rezan,
los reyes rigen,
los amantes escriben.
los feos esperan tanda,
los muy cobardes, echan un paso atrás.
los muy valientes, están cubiertos de mármol triste,
en su tumba de cristal.
los reyes rigen,
los amantes escriben.
los feos esperan tanda,
los muy cobardes, echan un paso atrás.
los muy valientes, están cubiertos de mármol triste,
en su tumba de cristal.
Siembran mis manos en el más allá,
y brotan sombras donde hubieron sólidas promesas,
donde hubieron dulce recorridos,
ahora se bordan caminos de paz,
carreteras alegres,
de dame pan y bebe vino…
Autor: Francisco Peiró
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