Noches de bambú,
mañanas de alquitrán,
aceras de ensueños,
pavimentos de dulzura,
arcenes que caminan,
peatones que no saben decidir,
porque no saben a donde ir,
porque no saben en donde están.
Noches de tercio y pelo,
la flor de la nata,
la cara oculta de la oscuridad,
la serenidad que premia a nuestras retinas,
la paz que se nos hace en sueños,
la libertad que nos abraza,
la soledad que nos da puntos,
que nos la razón,
que nos da una ración extra de consuelo.
Noches de apaga y vámonos,
de juerga súbita,
de sueño desenfrenado,
de pesadilla asegurada,
de doble vía, de doble causa,
de doble de la mitad de todo.
Noches de amianto acostumbrado,
de neopreno sobrepesado,
de kukús tropicales,
de paisajes idealizados,
de colores que se han vuelto pardos,
ensipiando sus blancuras.
irisando sus formas,
materializando las brumas,
burbujeando la noche,
hasta un próximo amanecer.
autor: Fco. Peiró
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