A quien no le suena esta frase,
ese mira que te lo adverti,
cuando algo nos salia mal,
cuando algo fallaba,
cuando algo no funciona,
cuando algo se trastoca en nuestra vida,
cuando algo importante se extravia, se pierde, se rompe,
se muere.
Se mueren las personas, se muere el amor,
se muere el deseo, pero no se mueren los sueños.
Porque los sueños nos atacan cuando estamos dormidos,
y si somos como tenemos que ser,
nosotros los hacemos realidad cuando estamos despiertos.
Porque un sueño es un color,
no lo puedes coger,
pero si coger pintura y pintar con ese color.
Todo es abstracto e invisible,
de nosotros depende hacerlo real y palpable,
hacerlo legal y descifrable.
El don de ser, de vivir, de amar, de entender,
está en nuestros genes,
y nosotros somos los capitanes de esos genes,
nosotros somos el astil de la bandera,
la proa y popa del barco,
y cuando nos extendemos la eslora.
Nosotros somos un bien comun,
un buen comienzo,
una buena razón,
un hermoso lamento.
La vida es un crucigrama que la vida propia
nos enseña a resolver todos sus galimatias,
y las respuestas las tenemos a la vista, y no las queremos ver,
las tenemos en los oidos, pero no queremos escuchar,
las tenemos en las manos, pero se escapan como agua fresca,
entre las rendijas de la credibilidad,
y la falta de criterios.
Francisco Peiró
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