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miércoles, 21 de octubre de 2009
Cada cosa en su lugar
Cada cosa en su lugar,
de joven quise ser maduro,
de niño quise ser hombre,
de hombre quise ser sincero,
de sincero quise se amable,
de amable quise ser especial,
de especial que fui me convertí en pobre.
De pobre quise ser rico,
y de rico quise ser Dios.
Todo ello en varios ciclos,
en varias etapas en varias fases.
Y aunque nací de cuna metalizada,
y colchon de plumas.
Mi cuerpo se abastece de colores y luz,
de la caridad de las miradas,
y de la calidad de las caricias.
Aunque nací caballero, porque era varón
por mis apendices, por mi nombre,
y alguna que otra razón.
Por todas estas razones, supongo,
que la estupidez me ha hecho más humano,
que la testarudez más seguro,
que la rabia me ha hecho más tirano,
que la ira me ha dejado más delgado.
Por más razones que ponga, creo que
la verdad es la que uno se cree que és.
Que la verdad es un patrimonio nacional,
donde al final siempre sale un impuesto que grava.
Que la verdad de muchos,
es consuelos de mentirosos.
Que la verdad que está escrita,
puede ser la mentira de otros tiempos.
Francisco Peiró
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