Seguidores

viernes, 13 de enero de 2012

Terapia al desnudo



He vestido esta terapia al desnudo.

He cosido diez veces mi corazón mal herido.

He saboreado la sequedad de mi boca,
porque ya se han borrado tus besos.

He vivido más de lo que debiera vivir,
pero menos de lo que intento sentir.

He pasado del presente al ayer,
del día después, al pasado mañana.

He observado a las personas,
como se han vuelto animales,
y a los animales como razonan.

He sentido mil corazoncitos dentro de mis pensamientos,
mil estrellitas dentro de mi corazón,
mil experiencias distintas fuera de mi alma,
mil sensaciones que no las se describir,
mil momentos mágicos que nunca desaparecerán.

He leído más de lo que puedo aprender,
pero menos de lo que quisiera saber.

He escrito todo lo que pienso,
pero no pienso todo lo que he escrito.

He lanzado ironías al aire,
y he recogido tempestades.

He intentando calmar mi ira, con más ira.

He intentado conocer a las mujeres,
con mi mente de hombre.

He sobrevivido al fracaso a fuerza de fracasar.

He sido un gran soñador, hasta que la muerte nos separe.

Autor: Fco Peiró Gimenez
© derechos registrados

Miedo a morir


Tanto temor a la muerte,
y resulta que nos da más miedo vivir,
abrir nuestros sentimientos,
mirar a lo lejos,
sonreír a los demás,
decir buenos días,
escuchar sin celos,
amar sin recelos,
sentir el sabor de la vida.

Realmente cuando nos damos cuenta,
si nos damos cuenta es ya demasiado tarde,
para sobrevivir.

Aunque está esa frase de que nunca es tarde,
lo pasado, lo perdido, lo no vivido,
ya no se puede recuperar.

Quizás la infancia,
nos marcó la madurez,
por tener padres muy duros,
o por ser muy blandos.

Después está el primer amor,
que si te falla te hunde una sintaxis emocional.

Hay empiezan nuestras primeras dudas,
nuestros primeros temores.

!No hemos dado la talla!
!Ya no somos perfectos!.

A lo largo de estos tres cuartos de vida
que llevo aquí, en el planeta tierra,
en este maravilloso mundo,
cargado de paisajes maquillados,
y de personajes artificiales.
he aprendido a no entender,
a confundir las cosas,
a olvidar los nombres,
a ponerle etiquetas a mis fracasos.

Peo aun así, sigo, erre que erre,

hierro que hierro,
fallo que fallo…



Autor: Fco Peiró Gimenez
© Todos los derechos registrados